Conversamos con don Héctor Leiva, Sub Director de Corfo Valparaíso, quien nos entregó una visión muy acertada e interesante de lo que espera el PER en el corto plazo y cómo la inserción de tecnologías, capital humano avanzado y las escuelas de ingeniería en la industria, pueden aportar a dar el salto cualitativo que el programa espera obtener, para poder llegar a los mercados más exigentes.
¿Cómo analiza la recepción del PER por parte de la comunidad involucrada en el programa?
La recepción del proyecto a ha sido bastante buena producto del proceso de formulación que fue bastante participativo con variados actores que tenían responsabilidades de dirigente, con expertos, con fruticultores destacados de la región, todo un mix de personas que cooperó en formular las determinadas brechas competitivas y el camino a seguir plasmado en la hoja de ruta.
Por otro lado, cada vez más el productor, en este caso el emprendedor-empresario está tomando cada vez más conciencia de las señales que mandan los mercados, y hoy en día los países, más allá del consumidor propiamente tal, están sacando normas que están enfocadas hacia los productos sanos, inocuos y obviamente también hacia la sustentabilidad de los procesos productivos.
Creo que todo esto se conjuga para que los protagonistas de este sector dentro de la región estén mirando con bastante expectativa lo que pueda hacer este programa.
El PER es un orientador y aúna voluntades, pero aquí los protagonistas son los fruticultores de la región de Valparaíso, no es el programa. El programa da algunas luces, les dice lo que se acordó o visualizó y que es bueno que trabajen en ello. El programa les puede ayudar a hacer los puentes, los caminos, pero tiene que haber voluntad de ello y nosotros estamos bastantes satisfechos de la respuesta de todos los actores involucrados.
Cuando dimos a conocer la hoja de ruta en el Seminario 2030 hubo muchos más asistentes e interés de lo que esperábamos en una primera instancia.
Así que por un lado estamos bastante satisfechos, pero obviamente ahora viene lo más difícil que es construir, ya hemos señalado los materiales que vamos a necesitar, pero a contar de hoy en día tenemos que empezar a construir.
La escasez hídrica es un gran tema. ¿Nos puede indicar cómo el programa de Industrias Inteligentes puede colaborar en mejorar esta problemática de la industria?
En la fruticultura cuando hablamos de corto plazo, estamos hablando de 4 a 5 años, que es cuando viene la primera producción. Ahora, si hablamos a más corto plazo, pensamos que en 2 o 3 años tenemos que empezar a trabajar en un punto que se manifestó sine qua non y que es el tema del agua, de la escasez hídrica.
El programa lo que puede hacer es entregar conocimiento y tecnología para hacer un uso eficiente. El gobierno, por su parte, tiene un programa para enfrentar el problema, de cómo ir acumulando agua en diferentes niveles y lugares. Ellos van por su carril y nosotros los miramos con atención.
De hecho ya hemos conversado con otros programas de Corfo y algunas instituciones, para hacer, más que laboratorios, lo que son centros experimentales donde vamos a trabajar con tecnologías ya probadas.
Este programa se llama Industrias Inteligentes. A través de esto el PER hará parcelas demostrativas para explicar y graficar vívidamente cómo se usa determinada tecnología, para qué sirve y cómo puede ser de utilidad. Para ello hemos estado conversando con Telefónica I+D para ampliarnos, no tener uno solo de estos módulos, sino que varios donde se pueda ir mostrando y explicando al productor.
Tecnología a la agricultura, ¿llegó la hora de unir las ingenierías con la agronomía?
Los productores deben empoderarse del programa, nosotros (los organismos involucrados) debemos facilitarles esa tarea.
El PER está juntando a los expertos de las ingenierías con aquellos que necesitan y precisan lo que esa tecnología les entrega.
Acá en la región de Valparaíso el diálogo debe ser fuerte entre la agronomía con las ingenierías, especialmente con las ingeniería del programa Ingeniería 2030. Tecnologías para la agricultura!!!! Por ejemplo, implementar tecnologías de cuando vendrán las heladas, crear sistemas que permitan anticiparse a estas problemáticas, monitorear, experimentar, instalar sensores, la llegada de la Internet de la Cosas al campo, etcétera.
Como estas tecnologías son un poco caras y algunos pueden quedar excluidos, queremos llegar a bajar los costos y generar a alianzas con las escuelas de ingeniería de la región para fabricar sensores que puedan monitorear ciertos parámetros.
El tema de una mejor gestión del agua está muy ligada al uso de nuevas tecnologías lo que nos ha llevado a conversaciones con los programas de Industrias Inteligentes, con Telefónica I+D, con las Ingenierías 2030, para que resulte algo de valor en el trabajo conjunto con ellos.
Esto demanda un recurso humano avanzado, ¿cómo ir insertando este recurso en la industria?
Otro punto importante son los profesionales que salen de las escuelas de agronomía. Como hoy en día la tecnología avanza a pasos muy acelerados, necesitamos poner al día a dichos profesionales, para que se transformen en difusores y evangelizadores de las nuevas tecnologías. Quizás no llegar a las tecnologías más disruptivas de la actualidad, pero sí a tecnologías avanzadas que puedan aportar valor a la industria.
Tecnologías que ayuden a cómo poder utilizar el agua con mayor eficiencia, que, por ejemplo, ayudan a ahorrar el 30% o 40%, y que cuando esta es escasa, ese porcentaje es harto. Quizás a otro productor con una tecnología más moderna le podrá generar ahorros de 70%.
Aún no hemos podido pasar al tema del capital humano avanzado porque falta hacer un análisis más profundo, ya que es un tema que no solamente tiene que ver con la región sino que es un tema país. Para esto hemos estado conversando con el INIA, con FIA, con el Ministerio de Agricultura, para saber cuál es la mejor estrategia para poder analizar cómo poder insertar capital humano avanzado en el sector.
Esta es una tarea que no es fácil, donde también están involucradas las universidades, otros organismos públicos, los privados. Hay que profundizar más en este tema.
¿Qué espera el PER en su primer año?
Nosotros esperamos para el primer año del programa que la gente tenga una actitud proactiva en el tema del uso eficiente del recurso hídrico, lo que significa comenzar a incorporar tecnología y conocimiento para una gestión eficiente del uso del agua.
También debemos realizar investigación de nuevas variedades que se adapten a la nueva realidad: que produzcan lo mismo, pero con menor cantidad de agua (por ejemplo).
Iniciar además, junto a ProChile, el estudio y dimensión de los mercados más ligados a lo orgánico, a lo ético y a lo sustentable. Entonces debemos comenzar a dimensionar dichos mercados para que los empresarios empiecen a definir sus estrategias de cómo abordarlos.
Hemos estado conversando bastante durante el último tiempo con el Ministerio de Agricultura, Indap, con el INIA, con ProChile, sobre cómo nos vamos a coordinar y el rol que van a jugar todas estas instituciones en cada uno de estos desafíos. Ha sido una labor bastante interesante porque hemos ido profundizando más la información que teníamos y ya sabemos que estos mercados han ido creciendo y están pagando un precio más alto por los productos.
Todo indica que en unos 2 a 3 años, mercados como el europeo o el de los Estados Unidos, exigirán condiciones de calidad más exigentes.
¿Cómo observa la organización del sector frutícola regional?
Una de las debilidades que hemos observamos es la organización del sector fruticultor en la región.
Tiene que haber una visión de más largo plazo en el sector, que sean capaces en conjunto de hacer análisis y propuestas, que la información pueda ser de todos y no solo de aquellos que puedan acceder a ella, ya sea porque tienen recursos o la preparación.
La información hay que procesarla y saber qué es lo pasa con el sector fruticultor de la región. Ideal sería contar con una organización que estuviera investigando las principales variedades, qué es lo que está pasando con los nuevos mercados, los precios, los posibles competidores que se están metiendo fuerte. Cómo enfrentar juntos como región estos nuevos competidores y pensar cómo se puede lograr más presencia con productos de mayor calidad.
Por ejemplo, no sabemos qué está pasando con el mercado de la nuez. Sabemos que es un fruto que tiene gran demanda y potencial, pero debemos apuntar a nichos más específicos y que pagan mucho más, a esos sectores es donde tenemos que abocarnos y esa información es la que tenemos que elaborar. El acceso a nueva información va a incentivar a los productores.