El director de la Asociación de Agricultores de San Antonio, Cristián Gwinner Vidakovic, analizó la proyección de la industria frutícola regional y la implementación del Programa Estratégico Regional Fruticultura Sustentable (PERFRUTS).
Gwinner se refirió sobre los principales beneficios comerciales y productivos de la producción sustentable: “Pienso que los beneficios comerciales siempre existirán en favor de la producción sustentable. La población mundial ha demostrado una demanda creciente ante productos con este tipo de certificaciones versus a aquellos que no lo son”, señaló.
Asimismo sostuvo que, en sus labores que desempeña a diario en Agrícola Hacienda Canteras como gerente de operaciones de la zona central, “la sustentabilidad tiene un acento importante en la agricultura orgánica y biodinámica; creyendo poco en la sustentabilidad de la producción convencional o química, en la que se rompen los equilibrios de la naturaleza”.
Mercado competitivo
Acerca si la región de Valparaíso puede transformarse en un mercado competitivo de Sudamérica en materia de productos frutícolas sustentables, el director de la Asociación sanantonina puntualizó que “absolutamente sí. Creo que la región tiene condiciones climáticas adecuadas para producir una amplia variedad de frutas, hortalizas y semillas de exportación”.
Sin embargo, Gwinner consideró que el mercado a seguir debe ser “Estados Unidos, la Unión Europea y China., cuando éste último desarrolle mejor su mercado para alimentos saludables”.
Y de paso, consignó las características que brinda la región: “Cuenta con zonas agrícolas de excelencia como San Felipe, Los Andes, luego las zonas medias como Quillota y la costa desde San Antonio a Catapilco”.
Recursos naturales
Sin lugar a dudas la agroindustria atraviesa por un delicado problema que son los recursos naturales tales como el agua y la energía. Y en ese contexto, Gwinner comentó que le tocó participar el pasado fin de semana en la reunión anual de GTT en Puerto Varas, donde el tema central fue la Energía.
“En este aspecto se hizo mucho énfasis en las nuevas posibilidades del sector agrícola en no solo invertir en este tipo de energías para rebajar costos, sino también para devolver (vender) energía a la red cuando no se utiliza en el campo. Hoy existen alianzas con bancos y otras entidades (ESCOs) para financiar estos proyectos a costo mínimo o cero”, añadió.
En cuanto al uso y disponibilidad del agua, planteó que se debe trabajar en varias vías. Por ejemplo, “una de ellas es obviamente el uso de tecnología que ayude a su eficiencia (sistemas de riego, sensores, telemetría, etcétera). Otra que creo muy importante es el mejoramiento de suelos mediante enmiendas orgánicas que busquen aumentar la MO del suelo. Un muy buen índice o KPI que grafique la sustentabilidad de un sistema productivo es el nivel (%) de MO que vamos obteniendo al final de cada ciclo (una vez al año, en el mismo mes)”.
Para ello “un proyecto sustentable debiese tener un objetivo de mejorar éstos niveles año a año. De este modo estamos asegurando producción por muchos años más, y también mejorando la retención de humedad de los suelos. Estos parámetros se mejoran mucho con uso de compost, con siembras de entre hileras como abono verde”.
Avances tecnológicos
Respecto a los avances tecnológicos que necesitan los agricultores en la región, y en función de lograr una mayor optimización de la producción, Gwinner explicó que actualmente “la tecnología existe y es un deber de los agricultores subirse al carro de ésta. El problema habitual es que se cuenta con la tecnología (…), pero no se gestionan en favor del proyecto; generalmente quedan dentro de un computador para ser analizados una vez al año y explicar los problemas y deficiencias del cultivo cuando terminó la temporada”.