Según ‘The Food and Agricultura Organisation’, se estima que para medidados de siglo seamos casi 10 mil millones de habitantes en el planeta. Este dato no hace más que agravar un panorama que indicó desde el año 2012 que 1 de cada 8 personas se va a dormir con hambre.
Si a esto le sumamos el constante aumento en la producción de alimentos, los problemas derivados del imparabale cambio climático, el desigual sistema de distribución de comida y el uso del suelo cada vez más restringido, el panorama no es para nada alentador.
Ante esto se ha vuelto imperioso encontrar maneras alternativas que conduzcan a un buen pasar para las futuras generaciones. Una de las opciones que más fuerza ha tomado es el cultivo sustentable, práctica que ya está siendo implementada por agricultores, y que tiene como fin producir alimentos con mínimos costos para el medio ambiente.
A continuación les dejamos algunas formas para contribuir a reducir el problema de la alimentación mediante la implementación de la agricultura doméstica por medio de siete métodos de agricultura sustentable.
Uso del agua
Con un sistema de drenado eficiente es posible mejorar la calidad de la tierra. Un uso incorrecto de la administración del recurso hídrico afecta tanto la calidad de la tierra como a los ríos y flora y fauna dependiente de éste. En otros casos, un sistema de drenado ineficiente se traduce en la pudrición de los suelos, lo que es causado también cuando los agricultores trabajan con productos externos al lugar, por lo que se recomienda trabajar con vegetales y frutos locales. Lo importante es implementar un sistema de recolección y almacenamiento de agua lluvia para irrigar la tierra sin tener que recurrir a mantos freáticos.
Correcta mantención del terreno
Se recomienda el uso de métodos tradicionales de trabajo de la tierra, como por ejemplo el arado, ya que la mantiene en movimiento y facilita el aprovechamiento del aire. Los fertlizantes naturales también han mostrado ser más eficientes y sustentables, tales como el estiércol, las cenizas de carbón natural y los cultivos de cobertura. Esto se traducirá en un mejoramiento en la calidad del suelo y, en consecuencia, de los cultivos.
Limpiar la tierra a mano
En grandes extensiones esto ha dejado de ser posible, pero eliminar la cizaña y los hierbajos utilizando químicos será contraproducente. Lo mejor es cortar y pacer la tierra antes de que la hierba mala aparezca y se reproduzca.
Variedades de cultivo
No es recomendable plantar siempre el mismo tiempo de semilla. Utilizar distintas variedades de la misma especie asegura que la diferencia genética produzca cultivos más fuertes. Las semillas transgénicas tratan de sustituir este proceso que las semillas realizan por sí mismas a través del tiempo; cabe decir que es mejor utilizar semillas no transgénicas.
Venta de cultivos locales
Empacar, transportar y almacenar cultivos también genera un consumo innecesario de energía. Utilizar semillas locales no sólo reduce la huella de carbono sino que permite que los beneficios económicos del cultivo permanezcan en la comunidad.
Atraer animales que no dañen el cultivo
Antes de la aparición de los pesticidas, el hombre atraía a los depredadores de aquellos animales que diezman el cultivo. Algunos granjeros construyen refugios para pájaros y murciélagos que se alimentan de insectos; incluso compran mariquitas (catarinas en algunos países) para alimentarse de las plagas.
Rotación de cultivo
Otra técnica milenaria para mantener la calidad del suelo y permitir que los nutrientes vuelvan a estar disponibles para las siguientes siembras. También puede ayudar a deshacerse de enfermedades o plagas que afectaran a los cultivos anteriores.