Exitoso Seminario organizado por INIA y Subsole sobre Fruticultura Protegida

Exitoso Seminario organizado por INIA y Subsole sobre Fruticultura Protegida

El uso de coberturas plástica es una tecnología que partió en Chile entre el 2005 y 2006 y ha provocado gran interés entre los productores de fruta y uva de mesa.

Así al menos lo dejó ver la asistencia de más de 350 agricultores, asesores y profesionales al seminario “Fruticultura protegida: uso de cubiertas en frutales y vides como alternativa frente a la variabilidad climática”, que organizó INIA y la Exportadora Subsole. Este seminario de difusión contó además con el financiamiento del FIA en el marco de la estrategia “La fruticultura chilena al 2030. Principales desafíos tecnológicos para mejorar su competitividad”.
Abrieron esta actividad Iván Matus, Subdirector de I&D del INIA, María Soledad Hidalgo, jefa de la Unidad de Desarrollo Estratégico del FIA y Miguel Allamand, presidente de la Exportadora Subsole.

El seminario contó con la presencia de expertos y profesionales nacionales e internacionales que han estado trabajando en el uso de cubiertas cumpliendo su propósito de responder precisamente a la necesidad de contar con información robusta, no sólo por parte de la industria de la uva de mesa, sino conocer las últimas experiencias relacionadas al uso de cubiertas en frutales y vides, su impacto en el microclima, relaciones hídricas, producción y en la calidad final del producto en postcosecha.

Miguel Allamand, presidente de Subsole planteó que los diferentes expositores pusieron toda su experiencia y esfuerzo conjunto para dar un paso más en encontrar alternativas para consolidar el aporte al desarrollo de la fruticultura nacional. En relación a los efectos adversos del clima que se produjo en la última temporada, las pérdidas de producto han sido de un 30%, lo que constituye un golpe financiero brutal, dijo. “Mientras más discutamos y tengamos una política abierta frente al tema de las cubiertas plásticas es mejor para todos”. En esto destacó, no hay secretos, “tenemos que hacer un esfuerzo por compartir lo que sabemos porque a uno le va bien cuando a todos nos va bien”.

María Soledad Hidalgo, en representación de la directora del FIA, María José Etchegaray dijo que la agenda estratégica frutícola al 2030 trabaja con fuerza para que este sector mantenga su liderazgo y mejore su competitividad en la próxima década. “Chile sigue liderando la exportación frutícola del hemisferio sur. Esta industria tiene más de 7 mil 800 productores y 747 empresas exportadoras de más de 30 especies distintas de frutas, las que son distribuidas a cerca de mil 700 millones de consumidores en más de 100 países del mundo”. Dijo que FIA entre los años 2014 y 2016 ha apoyado 70 proyectos frutícolas por un monto de 6 mil 300 millones de pesos focalizando su acción e instrumentos de apoyo a la innovación para avanzar en la agenda frutícola chilena.

En Chile hay más de 400 hectáreas manejadas bajo plástico siendo las protecciones más habituales para la uva de mesa, la malla y el plástico.

Gabriel Sellés, especialista del INIA, afirmó que “potencialmente al modificar el microclima mediante el uso de cubiertas hay una disminución del potencial de agua, que puede llegar a ser hasta un 30%”.

Durante el seminario se tocó el tema de otros frutales como el arándano, rubro que hace bastante tiempo está optando por sistemas de cultivo protegido (plásticos y mallas) como una forma de enfrentar los potenciales efectos adversos de la alta variabilidad climática.

Gabriel Marfán, gerente técnico y de desarrollo de la exportadora Subsole, explicó los beneficios que tiene el uso de cubiertas. Por ejemplo, reduce las pérdidas de calor favoreciendo una maduración temprana, baja el rango de transmisión en radiación de onda larga y otorga alta transmisión de radiación fotosintéticamente activa para mejorar el potencial de fotosíntesis. También planteó algunos beneficios en temas climáticos, en productividad y eficiencia de las plantas, permitiendo controlar el nivel de temperatura y humedad de los cultivos, optimiza y ahorra el uso de agua de riego al ser la evapotranspiración menor, permite adelantar o retrasar el proceso de maduración, permite anticipar la etapa de producción y entrega fruta de mejor calidad y condición.

Comentó que en Italia el uso de cubiertas nació para proteger los cultivos frente a eventos meteorológicos como lluvia, viento y granizo. Sin embargo, con el paso de los años, los agricultores se dieron cuenta de que los plásticos también ayudaban a mejorar las condiciones microclimáticas de luminosidad, temperatura y humedad relativa. Lo importante, acotó es que cualquiera sea la elección del plástico ya sea el film de polietileno, rafias o mallas de monofilamento, es necesario escoger un buen proveedor como asimismo considerar el diseño del sistema (altura, ángulos y ventilaciones), de la densidad de la plantación, vigor, la variedad y zona geográfica donde se ubican.

El profesional dijo que en Chile, en el último tiempo se ha marcado bastante el tema de la variabilidad climática, primaveras frías y periodos de lluvias tempranas en períodos de cosechas. Además de proteger, se ha visto que las cubiertas pueden modificar condiciones microclimáticas, por lo que se puede incluso adelantar una cosecha.

Sin duda, los efectos adversos del cambio climático, con fenómenos como aumento en la intensidad de las precipitaciones, atraso o adelantamiento de lluvias ha tenido diversos efectos en la fruticultura. Y, frente a esta realidad, el uso de cubiertas plásticas es una tecnología que ha venido a ayudar a los cultivos para enfrentar externalidades climáticas como las lluvias, heladas, sequía, entre otros factores.

Bruno Defilippi, Ing. Agr., Ph.D. Coordinador de la Unidad de Postcosecha de INIA, expuso sobre el comportamiento de postcosecha de variedades de uva de mesa bajo cubiertas, iniciativa que se encuentra desarrollando en conjunto con Subsole. Defilippi explicó el propósito de este estudio que es cuantificar la magnitud de las modificaciones microclimáticas producidas por la cobertura plástica, además de elaborar un manual de producción de uva de mesa bajo cubiertas plásticas, definiendo los requerimientos específicos de recursos a través de diferentes manejos agronómicos como agua, fertilizantes, entre otros..

Esta tecnología tiene importantes costos de instalación. Se calcula alrededor de US$20.000 por hectárea y se estima, por la duración que tiene el plástico y las estructuras, que la inversión anual sería de US$ 5.000 por hectárea.

La investigación está recién comenzando. Queda mucha experiencia todavía por procesar y respuestas por esclarecer. Los estudios del INIA en conjunto con Subsole indican que con el uso de cubiertas plásticas se puede mejorar la eficiencia del uso del agua y la producción de fruta de calidad en uva de mesa. Sin embargo, habrá que seguir estudiando y observando lo que ocurre con las mallas y el plástico en los frutales de Chile.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país. Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl

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Fuente: INIA