El producto que se utiliza para enfrentar a la Botrytis en las vides de mesa y vinífera, es inocuo para la salud humana y el medio ambiente y puede ser aplicado en conjunto con fungicidas químicos convencionales. Además, es mucho más económico que su competencia.
El hongo fitopatógeno Botrytis cinerea produce la enfermedad conocida como “pudrición gris”, que es una de las más comunes y agresivas de las que atacan a las uvas, generando enormes daños y pérdidas económicas para el productor. De hecho, se estima que todos los años esta infección puede llegar a mermar la producción de uva de mesa en 20% y la de uva vinífera hasta en un 70%.
Los fungicidas más usados para combatir esta infección son los químicos sintéticos, compuestos de baja biodegradabilidad, que dejan residuos en la fruta y que constituyen un riesgo potencial para la salud humana. De hecho, se ha comprobado que pueden generar enfermedades como dermatitis de contacto y otras crónicas de la piel; alteraciones visuales y edemas pulmonares, entre otras.
Por lo mismo, los expertos se han concentrado en buscar nuevas alternativas menos nocivas, amigables con el medio ambiente y más económicas para el combate de esta infección. Esa fue justamente la idea que movió a un grupo de investigadores de la Universidad de Santiago, liderado por el Dr. Antonio Castillo, de la Facultad de Química y Biología, quienes descubrieron una cepa bacteriana, de la cual surgió un fungicida para el control biológico de la Botrytis.
La bacteria, llamada Serratia plymuthica CCGG2742, es inocua para la salud humana y el medio ambiente y puede ser aplicada en conjunto con fungicidas químicos convencionales, ya que es compatible con la mayoría de ellos. Pero eso no es todo: su uso permitiría reducir en alrededor de 50% la utilización de estos productos químicos.
“Es una alternativa biológica de mejor calidad que el común de los productos. La cepa está clasificada por la entidad alemana DSMZ (Deutsche Sammlung von MikroorganismenundZellkulturen) en el grupo de riesgo uno, que corresponde al segmento de menor riesgo. Por lo tanto, el daño que podría causar a personas o medio ambiente es cero”, asegura Antonio Castillo.
Fuente: Mercurio Campo